El viaje de Jeremy Bradshaw comenzó con un sentimiento de rechazo, incluso antes de nacer. Su padre inicialmente dudó de que Jeremy fuera su hijo y decidió elegir a su novia en lugar de estar presente en la vida de Jeremy y su madre. Entonces Jeremy comparte su conmovedora historia sobre cómo Dios lo liberó de la adicción a las drogas y la influencia de la brujería en su familia.
En este sentido, esta ausencia paterna hizo que Jeremy creciera sintiéndose solo. Aunque no estaba necesariamente solo, llevaba este sentimiento todo el tiempo. Su abuela, por el contrario, practicaba la brujería, lo que arrojaba una sombra adicional sobre su vida.
“Esto simplemente llevó a que más oscuridad llenara mi corazón y eventualmente me llevó a usar drogas duras, como marihuana, y luego hongos, lo que eventualmente me llevó a metanfetaminas y heroína”, explicó.
Sin embargo, incluso inmerso en estas experiencias, Jeremy no encontró la realización que buscaba. Hubo momentos en los que casi convocó espíritus en un intento de llenar el vacío en su vida. En 2013, Jeremy estaba sumido en el abuso de drogas y su vida estuvo marcada por la ira, la oscuridad y el deseo de lastimar a la gente.
“Me sentí enojado, estaba lleno de toda esta oscuridad y este deseo de lastimar a la gente y cosas así”, dijo.
Según God TV, su madre, preocupada por su estado, lo llevó a un hospital cuando estaba a punto de perder el control de su mente. Jeremy fue enviado a un hospital psiquiátrico, donde se lo consideraba un peligro para él y la sociedad. Estuvo encarcelado y permaneció allí durante una semana.
Liberación y nueva vida en Dios.
Por lo tanto, fue durante este tiempo que Jeremy experimentó un encuentro transformador con Dios. El Señor lo liberó del ciclo de las drogas y de la influencia nociva de la brujería en su familia.
“Estaba solo en una habitación y escuché la voz de Dios. Fue lo más increíble que jamás haya pasado en mi vida. Me dijo que me amaba, que era aceptado y que todo iba a estar bien”, compartió Jeremy.
Finalmente, Jeremy vive actualmente una nueva vida en Dios, libre de la adicción y el peso emocional del pasado. Él es prueba viviente del poder transformador del amor y la gracia de Dios.