En su campaña de reelección el día jueves, Joe Biden sugirió que la acción de llevar a cabo abortos, que implican la muerte de fetos en gestación, podría tener una influencia positiva en el espíritu de la nación estadounidense, un pensamiento realmente siniestro.

El Washington Times reportó que la lucha por el «espíritu» de Estados Unidos es un mensaje fundamental en la segunda postulación presidencial de Biden; no obstante, los defensores pro-vida afirman que sus acciones políticas reales ejemplifican lo contrario.

 

“La administración Biden y la izquierda progresista tienen una comprensión pervertida y sesgada del alma de Estados Unidos. Están destrozando el país con este asalto a nuestros niños que incluye el llamado derecho a destruir una vida inocente y destruir la inocencia de un niño con la ideología radical LGBTQ”, dijo al Brian Burch, presidente de CatholicVote.

 

Durante su conferencia de prensa del jueves, Biden se refirió al tema del aborto en el contexto de la importante lucha por el alma de Estados Unidos. En referencia a las leyes estatales prohibiendo el aborto, aseguró a los votantes que seguirá luchando contra aquellos que considera extremistas y que impiden a las mujeres tomar decisiones sobre su atención médica, según se informó.

 

A pesar de ello, las leyes que defienden la vida en los estados no restringen la prestación de servicios médicos, hecho que es avalado por miles de médicos. Su objetivo es evitar el asesinato de los fetos mediante abortos electivos e innecesarios.

Cada ley de limitación del aborto cuenta con excepciones claras que permiten a los médicos cuidar del bienestar de las madres en situaciones médicas excepcionales, como abortos espontáneos, embarazos ectópicos y otros problemas similares.

Según las palabras de Burch, si Biden tiene la intención de devolver la paz al espíritu de la nación estadounidense, debe orientar sus esfuerzos en erradicar los abortos argumentando además que en una comunidad sana y equilibrada, es crucial preservar el derecho humano más fundamental de todos: la vida y libertad para respirar, tengan o no hayan nacido todavía.

Además, estableció una política reciente que exige que los ciudadanos estadounidenses costeen cargas económicas asociadas a la realización de viajes por motivos de abortos para integrantes de las fuerzas armadas y sus parientes cercanos.

Al recortar los fondos de atención médica a los estados pro-vida que protegen a los bebés por nacer, la administración de Biden está perjudicando a las mujeres pobres, incluso más.

Biden quiere eliminar la Enmienda Hyde para obligar a los contribuyentes a pagar por el aborto a través de Medicaid y otros programas. Además, busca la aprobación de la Ley de aborto sin límites hasta el nacimiento, que permitiría los abortos por cualquier motivo y acabaría con las prohibiciones de selección de sexo y financiamiento por parte de los contribuyentes.

 

 

Esto pondría en peligro las leyes que protegen el consentimiento de los padres y el derecho a la conciencia médica.

Este tipo de pensamiento no es un motivo de sorpresa para quienes ya conocen la línea política de Biden como demócrata y liberal, más bien es una oportunidad para que todos se unan en oración por esa nación y que Dios pueda tomar el control de las decisiones de sus gobernantes en pro del rescate de los valores de EE.UU.

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