La trágica muerte de Nazeer Masih Gill, de 74 años, tras un brutal ataque perpetrado por una turba musulmana en Sargodha, Pakistán, ha provocado indignación nacional e internacional. Nazeer fue acusado falsamente de blasfemia, lo que provocó su muerte tras ser trasladado al Hospital Militar Combinado (CMH) en Rawalpindi.

«Los médicos hicieron todo lo que pudieron, pero mi padre no sobrevivió», dijo el hijo de Nazeer, Sultan Gill, al Christian Daily International-Morning Star News. «Los fragmentos de hueso en su cerebro y los coágulos de sangre críticos fueron fatales».

El ataque se produjo el 25 de mayo, cuando una turba de musulmanes, incitados por un anuncio en la mezquita, acusó a Nazeer de quemar páginas del Corán. La turba, entre la que había mujeres y niños, arrojó ladrillos y piedras a Nazeer y lo golpeó brutalmente. “Continuaron golpeándolo, incluso mientras sangraba en el suelo”, dijo Sultan.

A pesar de la intervención policial, la turba continuó atacando, lo que provocó múltiples fracturas en el cráneo de Nazeer y daños críticos en su cerebro. La ambulancia resultó dañada, lo que dificultó aún más el rescate.

Sultan Gill explicó que su padre, después de trabajar durante más de 30 años en los Emiratos Árabes Unidos, regresó a Pakistán para iniciar un negocio de calzado. La mañana del ataque, una multitud de 20 a 30 musulmanes acusó a Nazeer de blasfemia. “Pedí perdón en nombre de mi padre, pero no me escucharon”, dijo Sultan.

La policía detuvo a Nazeer, pero la multitud llegó a cientos y lo atacaron violentamente. Sultan intentó intervenir, pero la policía lo detuvo. “Me aseguraron que salvarían a mi padre, pero fracasaron”, dijo.

La familia fue llevada a una casa de huéspedes del gobierno por seguridad. Sultan acompañó a su padre al CMH, donde los médicos le realizaron dos cirugías, pero no sobrevivió. La familia permanece escondida por seguridad y no sabe cuándo podrán regresar a casa.

“Nuestro éxito generó envidia y utilizaron la religión para perseguirnos”, dijo Sultan, refiriéndose al próspero negocio de calzado de la familia.

La trágica muerte de Nazeer pone de relieve la violencia contra los cristianos en Pakistán, que ocupó el séptimo lugar en la Lista Mundial de Vigilancia 2024 de Puertas Abiertas de los lugares más difíciles para ser cristiano. Desde que el primer ministro Narendra Modi llegó al poder en 2014, la persecución religiosa ha aumentado y los extremistas hindúes atacan a los cristianos con cada vez más frecuencia.

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