Fuentes del gobierno libanés informaron que Hezbolá, grupo militante chiíta, sufrió otro ataque coordinado este miércoles (18), esta vez con sus dispositivos de comunicación walkie-talkie. Las explosiones se produjeron en Beirut, capital del Líbano, un día después de que también fueran detonados los buscapersonas de miembros de la organización, provocando la muerte de varias personas y dejando miles de heridos.

Según información de Reuters, las radios portátiles, así como los buscapersonas, fueron adquiridos hace aproximadamente cinco meses a una empresa fantasma ubicada en Hungría. Las detonaciones del miércoles provocaron al menos tres muertos y miles de heridos, además de provocar incendios en varias propiedades y vehículos. Las explosiones se produjeron en zonas muy transitadas, incluida una cerca de un funeral organizado por Hezbolá para los muertos en el ataque anterior, en el que 12 personas perdieron la vida y casi 3.000 resultaron heridas.

Las fuentes revelaron que dentro de los dispositivos de comunicación se instalaron chips de litio integrados en las baterías, diseñados para recibir un mensaje falso que, al leerlo, activaba un detonador automático después de 4 segundos. El algoritmo avanzado utilizado en esta operación fue programado para engañar a los miembros de Hezbollah haciéndoles creer que habían recibido un mensaje auténtico de sus superiores, induciéndolos a manipular el equipo en el momento exacto de la explosión.

Esta tecnología, calificada de extremadamente sofisticada, se considera indetectable mediante los métodos de verificación tradicionales, incluso los utilizados en los grandes aeropuertos de todo el mundo, lo que dificulta la prevención de ataques. Testigos informaron que las víctimas fueron golpeadas principalmente en la cintura, las manos y la cabeza, ya que muchos de los dispositivos estaban sujetos a la cintura de los usuarios. El material explosivo fue utilizado de manera que causó daños letales, con la explosión dirigida directamente al cuerpo.

Fuentes internas citadas por The New York Times señalaron que la operación fue planeada y ejecutada por Israel, que monitorea desde hace tiempo a Hezbolá, una organización considerada terrorista por muchos países. Hezbolá evita el uso de teléfonos móviles tradicionales y prefiere buscapersonas y walkie-talkies para intentar impedir que las agencias de inteligencia israelíes rastreen sus comunicaciones. Con el empeoramiento del conflicto entre Hamás e Israel, que comenzó el 7 de octubre de 2023, Hezbolá ha apoyado activamente a Hamás, incluidos ataques esporádicos contra Israel.

El ataque del miércoles fue particularmente devastador por su precisión y la avanzada tecnología utilizada. Según la televisión libanesa Al Mayadeen, fuentes locales confirmaron que las explosiones en los walkie-talkies y buscapersonas tenían claramente la intención de matar, con el objetivo de eliminar quirúrgicamente a los miembros de Hezbolá. «El material explosivo se utilizaba con el objetivo de matar, especialmente aquellos dispositivos que se colocaban en la cintura, de modo que la onda expansiva entraba directamente en el cuerpo», dijo una fuente local.

Hezbolá, que ya había estado apoyando a Hamás en sus ataques contra Israel, prometió represalias contra el país. El uso de buscapersonas y walkie-talkies fue una medida adoptada por el grupo para evitar la interceptación de sus comunicaciones por parte de Israel, pero el reciente sabotaje de estos dispositivos sugiere que Israel ha logrado penetrar las capas de seguridad del grupo.

Con Hezbollah jurando venganza, la operación tiene el potencial de desencadenar una confrontación directa entre el grupo terrorista y el Estado de Israel, aumentando aún más la tensión en la ya volátil región. La complejidad tecnológica de los ataques y la precisión con la que fueron ejecutados son indicativos de un conflicto que está evolucionando hacia un nuevo nivel de sofisticación.

Este escenario se vuelve aún más crítico a medida que el Líbano enfrenta presiones internas y externas y Beirut sufre las consecuencias directas de este creciente conflicto. Las calles de la capital libanesa están en alerta máxima, y ​​la población teme nuevos ataques y una posible escalada de violencia entre Hezbolá e Israel.

El grupo ha prometido feroces represalias, lo que genera expectativas de que el conflicto se intensificará, principalmente debido a la participación directa de Israel en operaciones de sabotaje que afectaron a Hezbolá en sus puntos más vulnerables.

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