La Marcha del Orgullo LGBT, realizada el domingo (02) en São Paulo, incluyó por segunda vez un bloque infantil, con el tema “los niños y adolescentes trans existen”. Los niños participaron vestidos con disfraces con los colores de las banderas LGBT (arcoíris) y trans (azul y rosa). Al frente del grupo destacaba un hombre vestido con alas de mariposa, que realizaba coreografías que simulaban vuelos sobre una pequeña plataforma.
Thamirys Nunes, presidenta de la ONG Minha Criança Trans y madre de una niña trans de 9 años, celebró el evento en su Instagram: “¡El Bloque de Niños y Adolescentes Trans Existe participó del mayor desfile del Orgullo LGBTI del mundo!” En otro post, destacó la importancia de visibilizar a estos niños, en un escenario donde, según ella, muchos niegan su existencia e insisten en que “deben volver al armario”.
Este año, el Desfile tuvo una audiencia estimada de 70 mil personas en el momento álgido del evento en la Avenida Paulista, según el grupo de investigación Monitor do Debate Político de la USP, que utiliza imágenes aéreas para calcular la participación.
La presencia de niños en el Desfile Gay, especialmente en bloques temáticos para adultos, generó críticas, como ocurrió en la edición de 2023 el pastor Renato Vargens expresó su oposición en las redes sociales, afirmando: “No hay ningún niño trans. Los adultos pueden hacer lo que quieran con sus vidas. Ahora bien, ¿por qué atacar a los niños con sus ideologías?”
Este año, el concejal de São Paulo, Rubinho Nunes, también criticó la inclusión de niños en el evento, calificándolo de “una de las mayores aberraciones de la izquierda” y afirmando que “¡los niños trans no existen! Esto es un delito. Los niños tienen que ser niños, no juguetes de sexualización de adultos”. La diputada federal Bia Kicis compartió la misma opinión, mientras el pastor Josué Valandro hijo reforzó su indignación con la frase: “Dejen en paz a los niños”.
Estas reacciones reflejan la polarización en torno al tema de la identidad de género en la infancia. Por un lado, los defensores de la visibilidad y los derechos de los niños trans argumentan que es crucial reconocer y apoyar las identidades de estos niños desde una edad temprana. Por otro lado, los críticos ven esta visibilidad como una imposición de agendas políticas e ideológicas a un público vulnerable. El debate sigue acalorado y pone de relieve las profundas divisiones en la sociedad en torno a cuestiones de género y niñez.